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2022-08-20 12:31:23 By : Mr. Charles Ma

Semanalmente identificamos un término de búsqueda frecuente, analizamos qué causó su popularidad y presentamos una infografía relacionada. Si tiene una sugerencia sobre cuál es la Tendencia Clínica destacada y por qué compártala con nosotros en Twitter o Facebook. 

Desde hace tiempo se sabe que las dietas con un alto contenido de alimentos ultraprocesados causan innumerables problemas de salud. Recientemente, esa gran cantidad de problemas ha aumentado aún más. Refrescos, helados, salchichas, pollo frito, algunos condimentos, panes envasados, cereales con saborizantes y otros alimentos se han relacionado con demencia y problemas de salud mental (ver infografía). La última evidencia ha suscitado un nuevo interés por los alimentos ultraprocesados, lo que ha dado lugar a la Tendencia clínica de la semana.

Un estudio prospectivo de cohortes mostró que los alimentos ultraprocesados no solo aumentan el riesgo de demencia, sino que su sustitución con alimentos no procesados o mínimamente procesados disminuye el riesgo. Los investigadores analizaron a 72.083 individuos del UK Biobank de Reino Unido, con un promedio de edad de 61,6 años. Ninguno tenía demencia al inicio del estudio. Durante 10 años de seguimiento, 518 participantes presentaron demencia. De ellos, 287 tuvieron enfermedad de Alzheimer, 119 demencia vascular y 112 demencia de origen no especificado. En promedio, los alimentos ultraprocesados constituían 9% de la dieta diaria de las personas del grupo con menor consumo (un promedio de 225 g/d). En el grupo con mayor consumo, los alimentos ultraprocesados representaban 28% de la dieta diaria (814 g/d).

En comparación con los que consumían la menor cantidad de alimentos ultraprocesados, el riesgo de demencia en el grupo con mayor consumo aumentó 50% (hazard ratio [HR]: 1,51; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,16 a 1,96; p < 0,001). Su riesgo de presentar demencia vascular aumentó a más del doble (HR: 2,19; IC 95%: 1,21 a 3,96; p < 0,01). Las bebidas fueron el principal "grupo alimentario" que contribuyó a la ingesta de alimentos ultraprocesados: 34%. Le siguieron los productos azucarados (21%), después los productos lácteos (17%) y los aperitivos salados (11%). Los investigadores determinaron que si una persona sustituía 10% de los alimentos ultraprocesados que consumía habitualmente con alimentos no procesados o mínimamente procesados, se reducía el riesgo de demencia en una proporción de 19% (HR: 0,81; IC 95%: 0,74 a 0,89; p < 0,001) y el riesgo de demencia vascular en 22% (HR: 0,78; IC 95%: 0,65 a 0,94; p < 0,01).

Otro estudio presentado en el Congreso Internacional de la Alzheimer's Association (AAIC) de 2022 confirmó el efecto de los alimentos ultraprocesados en el cerebro. Los resultados del Estudio Longitudinal Brasileño de la Salud del Adulto (ELSA-Brasil) mostraron que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se asociaba significativamente con una tasa más rápida de deterioro de la función cognitiva ejecutiva y global. El Dr. Goncalves y sus colaboradores evaluaron los datos longitudinales de 10.775 adultos que fueron agrupados según los cuartiles de consumo de alimentos ultraprocesados (de menor a mayor). Durante una mediana de seguimiento de 8 años, la ingesta de alimentos ultraprocesados en los cuartiles 2, 3 y 4 (frente al cuartil 1) se asoció con un descenso significativo de la cognición global (p = 0,003) y de la función ejecutiva (p = 0,015).

"Los participantes que declararon consumir más de 20% de las calorías diarias procedentes de alimentos ultraprocesados presentaban una tasa de deterioro cognitivo global 28% más rápida y una disminución de la función ejecutiva 25% más rápida que los que declararon consumir menos de 20% de las calorías diarias procedentes de alimentos ultraprocesados. Para una persona con una ingesta total de 2.000 kcal al día, 20% de las calorías diarias procedentes de alimentos ultraprocesados representan aproximadamente dos barras de oblea cubiertas de chocolate (KitKat) de 41,5 g, o 5 rebanadas de pan o cerca de 1/3 de un paquete de papas fritas de 240 g", explicó el Dr. Goncalves.

Un estudio de 2021 mostró que los alimentos ultraprocesados se asociaban con un aumento de 22% en el riesgo de sufrir depresión ulterior, que tardaba entre 2 y 10 años en aparecer. Aún no se ha dilucidado por completo el efecto que la comida poco saludable tiene en la salud mental. No está clara la causa exacta por la que los alimentos ultraprocesados se asocian a depresión y a otros trastornos similares, pero una de las principales teorías tiene que ver con el efecto sobre el microbioma intestinal y la inflamación asociada.

El efecto a largo plazo de los alimentos ultraprocesados en la salud del cerebro es especialmente preocupante si se tiene en cuenta que representan la mayor parte de la ingesta energética de los jóvenes en Estados Unidos. El año pasado, un amplio estudio transversal de los datos de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) mostró que en los jóvenes de 2 a 19 años, el porcentaje estimado de la energía total procedente del consumo de alimentos ultraprocesados aumentó de 61,4% a 67,0% (IC 95%: 3,5 a 7,7; p < 0,001 para la tendencia). En cambio, la energía total procedente de alimentos no procesados o mínimamente procesados disminuyó de 28,8% a 23,5% (diferencia: -5,3%; IC 95%: -7,5 a -3,2; p < 0,001 para la tendencia).

Aunque ninguna solución frenará el consumo de alimentos ultraprocesados, se ha debatido la utilidad de una etiqueta de advertencia. El sistema NOVA divide los alimentos en diferentes categorías: frescos o mínimamente procesados (p. ej., fresas, avena cortada al acero); ingredientes culinarios procesados (p. ej., aceite de oliva); alimentos procesados (p. ej., quesos); y alimentos ultraprocesados. De acuerdo con los médicos que participaron en una sesión del congreso virtual patrocinado por la American Society for Nutrition, dado que la obesidad y los problemas de salud se están disparando, son importantes la sensibilización y el etiquetado de los alimentos ultraprocesados. En cambio, otros señalaron que el sistema de clasificación de alimentos NOVA es demasiado blando, confuso y, en última instancia, poco útil.

En julio de 2021 en México entró en vigor un nuevo sistema de etiquetado frontal obligatorio para los productos alimenticios. Su objetivo es advertir a los consumidores cuando un producto contiene un exceso de sodio, grasas trans, azúcares, grasas saturadas y calorías. El Dr. Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), comentó que en este momento el nuevo sistema de etiquetado frontal en México es uno de los mejores del mundo, porque es muy fácil de entender y penaliza a los productos que contienen ingredientes críticos (aquellos cuya ingesta por arriba de los valores recomendados es un factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, entre ellos se encuentran los azúcares libres o añadidos, las grasas saturadas, las grasas trans y el sodio).

Quizá la mejor solución dietética sea la más sencilla. Como señaló el Dr. David A. Johnson, "puede seguir comiendo su hamburguesa con queso y sus papas fritas de vez en cuando, pero aplicando el sentido común". Dado que cada vez hay más evidencia de los peligros de los alimentos ultraprocesados, incluidos los hallazgos sobre el aumento de los riesgos para la salud mental y la demencia, tal vez el sentido común se imponga pronto.

Para más información sobre la demencia, lea aquí.

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Citar este artículo: Alimentos ultraprocesados - Medscape - 12 de agosto de 2022.

Editor sénior, Medical Students, Medscape Drugs & Diseases

Este contenido fue publicado simultáneamente en Medscape.com.