Los opuestos suelen atraerse. Y esto ocurre incluso en el huerto, donde algunas plantas, que no necesariamente van bien juntas en un plato de comida, congenian muy bien. Por ejemplo, las fresas con el ajo, que en la tierra se comportan como perfectos vecinos. "Está científicamente comprobado que las raíces de las plantas se comunican entre ellas", indica la jardinera Svenja Schwedtke. "Las exhalaciones (o evaporaciones) por encima del suelo, pero también las de las raíces, y sus interconexiones son importantes para la salud de las plantas", indica esta experta. Por lo que las plantas pueden ayudarse mutuamente de dos maneras: Protegiéndose unas a otras: Para la salud de las plantas es provechoso que estas convivan en comunidades en las que una de las integrantes pueda contrarrestar las plagas que pueden ser peligrosas para la otra. Un ejemplo de esto es el apio. A las mariposas blancas de la col no les gusta el olor de este, por lo que las coles cercanas a plantas de apio apio estarán a salvo de la plaga que, de otra manera, se come sus hojas. "También son buenas combinaciones las zanahorias con las cebollas, y las fresas con el ajo", aconseja Schwedtke. "El olor de la planta de puerros y cebollas ahuyenta la mosca de la zanahoria y otras plagas. También puede tranquilamente poner ajo en sus parterres de verduras, porque eso sirve para la salud de las plantas". Compartir alimento: Algunas plantas requieren mayor cantidad de alimentación. Y otras aprovechan de cuando alguna otra ya redujo el "buffet", porque no puede hacer frente al exceso de nutrientes. Por lo tanto, el cultivo mixto es un método de jardinería centenario en el huerto. Ee deja que ciertos tipos de hortalizas crezcan una tras otra en un área, para que cada una reciba las dosis de nutrientes que le convienen. Y, de esta manera, el suelo no se agota demasiado. Para lograrlo, hay que fertilizar la zona el primer año y plantar cultivos que necesitan muchos nutrientes en el suelo, como coles, pepinos, tomates y calabacines. Los expertos recomiendan esparcir unos cinco kilos de compost por metro cuadrado como abono. En el segundo año, se pasa a cultivos con necesidad algo menor de nutrientes, como por ejemplo las zanahorias. También se aplica abono, pero en menor cantidad que el año anterior. Aquí, los expertos agrícolas recomiendan unos dos kilos de compost por metro cuadrado. En el tercer año es el turno de los cultivos que menos nutrientes requieren, como la lechuga, y ya no se aplica más fertilizante. Al año siguiente, el suelo vuelve a recibir un generoso aporte de nutrientes y el ciclo vuelve a empezar. Entre los cultivos de alto consumo de nutrientes se encuentran las coles, los colinabos, los pepinos, los tomates, los calabacines, las calabazas, los puerros, las patatas y el apio. Entre las verduras de consumo medio de nutrientes se encuentran las hortalizas de raíz como las zanahorias y las remolachas, el perejil, el salsifí negro, los rabanitos y los rábanos largos, así como las espinacas, las fresas y las flores anuales. En tanto, las hortalizas de bajo consumo de nutrientes son las legumbres, como las judías y los guisantes, las cebollas y las hierbas. Otro enfoque consiste en plantar diferentes tipos de hortalizas en un mismo sitio directamente una tras otra en un corto periodo de tiempo. Este cultivo mixto también sigue el principio de la rotación de cultivos, pero solo dentro de una temporada de siembra. Así, cuando se cosecha una hortaliza, inmediatamente se planta algo nuevo en cada hueco. Svenja Schwedtke asimismo recomienda llevar registro de lo que se va plantando: "Escriba qué plantó, dónde y cuándo, para que también lo sepa dentro de cuatro años. Un bonito diario de jardín es un buen compañero, también para el huerto". dpa
Los opuestos suelen atraerse. Y esto ocurre incluso en el huerto, donde algunas plantas, que no necesariamente van bien juntas en un plato de comida, congenian muy bien. Por ejemplo, las fresas con el ajo, que en la tierra se comportan como perfectos vecinos.
"Está científicamente comprobado que las raíces de las plantas se comunican entre ellas", indica la jardinera Svenja Schwedtke.
"Las exhalaciones (o evaporaciones) por encima del suelo, pero también las de las raíces, y sus interconexiones son importantes para la salud de las plantas", indica esta experta. Por lo que las plantas pueden ayudarse mutuamente de dos maneras:
Protegiéndose unas a otras:
Para la salud de las plantas es provechoso que estas convivan en comunidades en las que una de las integrantes pueda contrarrestar las plagas que pueden ser peligrosas para la otra.
Un ejemplo de esto es el apio. A las mariposas blancas de la col no les gusta el olor de este, por lo que las coles cercanas a plantas de apio apio estarán a salvo de la plaga que, de otra manera, se come sus hojas.
"También son buenas combinaciones las zanahorias con las cebollas, y las fresas con el ajo", aconseja Schwedtke. "El olor de la planta de puerros y cebollas ahuyenta la mosca de la zanahoria y otras plagas. También puede tranquilamente poner ajo en sus parterres de verduras, porque eso sirve para la salud de las plantas".
Algunas plantas requieren mayor cantidad de alimentación. Y otras aprovechan de cuando alguna otra ya redujo el "buffet", porque no puede hacer frente al exceso de nutrientes. Por lo tanto, el cultivo mixto es un método de jardinería centenario en el huerto.
Ee deja que ciertos tipos de hortalizas crezcan una tras otra en un área, para que cada una reciba las dosis de nutrientes que le convienen. Y, de esta manera, el suelo no se agota demasiado.
Para lograrlo, hay que fertilizar la zona el primer año y plantar cultivos que necesitan muchos nutrientes en el suelo, como coles, pepinos, tomates y calabacines. Los expertos recomiendan esparcir unos cinco kilos de compost por metro cuadrado como abono.
En el segundo año, se pasa a cultivos con necesidad algo menor de nutrientes, como por ejemplo las zanahorias. También se aplica abono, pero en menor cantidad que el año anterior. Aquí, los expertos agrícolas recomiendan unos dos kilos de compost por metro cuadrado.
En el tercer año es el turno de los cultivos que menos nutrientes requieren, como la lechuga, y ya no se aplica más fertilizante.
Al año siguiente, el suelo vuelve a recibir un generoso aporte de nutrientes y el ciclo vuelve a empezar.
Entre los cultivos de alto consumo de nutrientes se encuentran las coles, los colinabos, los pepinos, los tomates, los calabacines, las calabazas, los puerros, las patatas y el apio.
Entre las verduras de consumo medio de nutrientes se encuentran las hortalizas de raíz como las zanahorias y las remolachas, el perejil, el salsifí negro, los rabanitos y los rábanos largos, así como las espinacas, las fresas y las flores anuales.
En tanto, las hortalizas de bajo consumo de nutrientes son las legumbres, como las judías y los guisantes, las cebollas y las hierbas.
Otro enfoque consiste en plantar diferentes tipos de hortalizas en un mismo sitio directamente una tras otra en un corto periodo de tiempo.
Este cultivo mixto también sigue el principio de la rotación de cultivos, pero solo dentro de una temporada de siembra. Así, cuando se cosecha una hortaliza, inmediatamente se planta algo nuevo en cada hueco.
Svenja Schwedtke asimismo recomienda llevar registro de lo que se va plantando: "Escriba qué plantó, dónde y cuándo, para que también lo sepa dentro de cuatro años. Un bonito diario de jardín es un buen compañero, también para el huerto".